EL PAIS
14 enero 2010
La esperanza de vida
se empieza a frenar
Mónica L. Ferrado
La longevidad creciente toca techo en EE.UU. tras décadas de
crecimiento - Los malos hábitos y la obesidad están detrás del cambio de
tendencia
En
los países ricos, la esperanza de vida ha aumentado una media de tres meses por
año desde mediados del siglo XIX. Algunos estudios han llegado a apuntar a que
posiblemente los bebés que nazcan en el 2060 tendrán expectativas de vivir 100
años. Otros estudios indican que quizás se haya tocado techo. Si bien los
avances en medicina han conseguido plantar cara a muchas enfermedades
infecciosas y cada vez está más cerca la cura de enfermedades mortales, la
realidad es que en Estados Unidos, por primera vez, ha bajado la esperanza de vida.
El
último informe del Centro de Estadística de
Al
profundizar en las cifras también se observa un componente social. La media en
la esperanza de vida ha descendido un mes, pero no se reparte igual entre
todos. Entre los blancos, ha aumentado entre un 0,2 y un 0,5 por ciento. Entre
los negros y los hispanos, ha disminuido entre un 1,9 y un 3. "Sabemos que
los factores sociales son los más determinantes para la salud", afirma
Joan Benach, codirector de
Uno
de los primeros estudios que pronosticó un descenso en la esperanza de vida se
publicó en el año 2005 en el New England
Journal of Medicine (NEJM).
Sugería que la epidemia de obesidad entre los niños acabaría traduciéndose en
una reducción de la esperanza de vida entre 4 y 9 meses. "Una estimación
conservadora", apuntaban incluso sus autores, del Hospital Infantil de
Boston y de la Universidad de Illinois. También
Otro
más reciente, de
En
la obesidad también existe un gradiente social. Hoy en día, mantener el peso
tiene un precio que los más desfavorecidos no pueden pagar. "Los grupos
minoritarios van a ser los más afectados", pronosticaban los
investigadores del estudio publicado por NEJM. Además de tener menor acceso a
una educación que abarque los aspectos nutricionales, para sus bolsillos los
alimentos más grasos resultan más baratos. Por ejemplo, en España, una persona
que siga una dieta mediterránea (más sana, con más verduras y frutas y menos
grasas) gasta al día 7,9 euros. Una dieta menos saludable, con más grasas y
menos frutas y verduras puede costar unos 6,7 euros, según estudios realizados
por el Instituto Municipal de Investigaciones Médicas de Barcelona (IMIM). En
los países donde las frutas y las verduras son aún más caras la diferencia es
aún mayor. La incidencia del incremento del precio de muchos alimentos a causa
de la crisis no se ha estudiado aún.
Entre
los expertos no hay acuerdo sobre si la crisis incidirá sobre nuestra salud
haciendo que vivamos menos años. Los estudios predictivos
encuentran en la misma situación la cara y la cruz. Si bien es cierto que la
calidad de vida de los ciudadanos se ve claramente afectada, no está tan claro
si va a incidir en la cantidad de vida. Por un lado, algunos postulan que al
disponer de menor capital, los ciudadanos se verán obligados a renunciar a
algunas de las trampas de la abundancia y, por fuerza, mejorarán sus estilos de
vida: se caminará más en lugar de ir a todos lados en coche, y también se
comerá menos y más sano. Es decir, que quizás se recuperen los aspectos más
saludables de la austeridad. Un estudio reciente de The Lancet indica que con
la crisis los accidentes de tráfico (una de las principales causas de
mortalidad) han descendido en un 4,2% en
En
el caso de España, la esperanza de vida no hace más que aumentar. Al nacer, un
bebé español tiene por delante 81 años, cuatro años más que si hubiese nacido
en 1991. Para Fernando Rodríguez-Artalejo, catedrático de medicina preventiva
de
Según
el estudio de The Lancet,
en Europa a partir de la crisis la tasa de suicidios ha aumentado en un 2,4%.
Según los investigadores, de la Universidad de Oxford y de
¿Cómo
evitar que la crisis financiera se cobre también su precio en años de vida?
"La respuesta no consiste en aumentar el gasto en medicina asistencial,
sino en las condiciones de trabajo y cómo vivimos", afirma Miquel Porta,
catedrático de salud pública de
El
bienestar que permite vivir mejor se ha convertido, hasta cierto punto, en una
trampa para la esperanza de vida, quizás hemos estado haciendo un uso no
adecuado para nuestra salud de las posibilidades del bienestar, reconoce Porta
que, no descarta que el aumento de la contaminación pueda tener un impacto. En
este campo, entre los expertos también puede haber diferentes lecturas. La
crisis también puede ejercer otro efecto sobre uno de los aspectos que empeoran
la salud de la población: al reducirse la actividad industrial, también podría
mejorar la calidad del aire, observa también Benach.
Cinco riesgos menos, cinco años más de
vida
Las
diferencias en esperanza de vida son realmente abismales entre los países ricos
y los pobres, que más allá de la crisis que se vive ahora en Occidente, hace ya
años que viven en crisis profunda. En Japón, la esperanza de vida alcanza los
82,6 años.
En
España se nace con la expectativa de vivir casi 81 años. Sin embargo, uno de
los países africanos con mayor esperanza de vida es Ghana, con 60 años.
En
Etiopía, son 52,9 años y en Mozambique 42,1. Según
El factor social
Actualmente,
la persona más longeva con vida tiene 114 años y vive en Estados Unidos.
§
En Estados
Unidos ha caído de 77, 9 a 77,8 la esperanza de vida de 2008 a 2009. Entre los
blancos ha aumentado entre un 0,2 y un 0,5% y entre los negros y los hispanos
ha disminuido entre un 1,9 y un 3%. El componente social es evidente.
§
Según un estudio
publicado en el British Medical Journal,
el sobrepeso a mediana edad puede reducir en un 79% la posibilidad de tener una
vida larga y sana.
§
La tasa de
suicidios ha aumentado en un 2,4% desde el inicio de la crisis, según una
investigación recogida por la revista The Lancet. Los estudiosos de la Universidad de Oxford y de